La Ruta 181
La emoción y la magia de un Faro
Nos gustan estas robustas torres luminosas señalando que señalan incansables el camino
En primer lugar, decir que nos encantan los faros y los lugares donde se asientan. Para muchos tienen un atractivo muy especial. Su silueta siempre robusta en la costa, en una playa, en acantilados o en salientes rocosos, vigilando el mar, orientando a barcos y navegantes crean un clima emocional muy positivo. Ubicados en paisajes espectaculares de gran belleza natural unas veces en calma y otros envueltos en fuertes tormentas o resistiendo el violento oleaje.
Los faros señalan donde está el peligro, su posición y su luz siempre indica el camino. Estas bellas construcciones se pueden ver en muchos puntos y lugares diferentes de nuestras costas.
Los Faros se están transformando
Su entorno natural permanece descubriendo su fascinante litoral y sus múltiples y diversas culturas.
La automatización de los sistemas de navegación ha provocado el abandono de estas construcciones por parte de los fareros, pero, ¿qué pasaría si los faros albergaran otro tipo de actividad? En la actualidad hay faros que están viendo transformada su función principal. Algunos han terminado convirtiéndose en museos o en hoteles, otros muchos siguen alumbrando nuestras extensas costas. Lo que no pueden perder es el interés turístico y cultural que tienen los lugares donde se encuentran.
Estas torres luminosas junto a miradores y caminos nos descubren el fascinante litoral de la Península Ibérica.
